Todo el grupo se abrió paso entre la multitud de criaturas
que ocupada el inmenso comedor. Pese a que era su segundo día allí seguían
sorprendiéndose de lo variopinto de la situación. Perros, pájaros, ratas, monos
y conejos eran sólo ejemplos de la gran lista de especies parlantes que se
agrupaban por doquier, pero ellos solo querían dar con dos de ellos. Stuart y
Alfred estaban en alguna parte de la estancia dispuestos a responder todas sus
preguntas. Pronto Tyler vislumbró las peculiares plumas de Stuart.
—
¡Allí están esos dos! —exclamó el moreno
señalando a los dos únicos animales que conocían. Ambos se encontraban sentados
tras una mesa que sólo sostenía un largo pergamino y una pluma mojada en tinta.
Se habían dado tanta prisa en dar con ellos que no tuvieron que esperar cola
para comenzar el interrogatorio.
—
¡Si son el grupo de saltimban… digo… de humanos!
—se apresuró a corregir el ave. Sin embargo el grupo pudo oírlo perfectamente.
—
¡Excúseme! Pero aquí el único saltimbanqui es el
joven Arthur –Sho no tardó en matizar aquella alusión, pero el resto decidió ir
al grano.
—
¿De qué trata la carrera?
—
¿Podemos inscribirnos?
—
¿Qué información contiene La dama de Blanco? –ante la cantidad de preguntas la rata comenzó a
agitar rápidamente sus patas para acallar al grupo.
—
¡Pardiez, cuánto alboroto! Vais a volver loca a
esta pobre y sabia rata. ¿Por qué este inusitado interés? –Stella puso una mano
sobre la mesa para adelantarse un poco a sus compañeros.
—
Quiero inscribirme en esta carrera del Corpore Sano –todos miraron atónitos a
la joven.
—
¡¿Cómo es que sabes sobre la carrera?! –exclamó
Tyler. Pero la chica se limitó a cerrar los ojos de manera despreocupada.
—
Puede que ya me lo hayan comentado
—
¡¿Y no les dices nada a los demás?! –Tyler estaba
contrariado y extrañamente molesto.
—
No hay razón para ponerse así. Os ibais a
enterar de todos modos
—
Pero estamos juntos en este viaje… –entonces
recordó las discrepancias y problemas que daba mencionarse como grupo– … queramos
o no
—
Tyler tiene razón. Es raro que ocultaras algo
tan importante como el libro del premio –añadió Arthur extrañado. Stella dejó
escapar uno de sus famosos suspiros antes de contestar.
—
Dejad de darle vueltas al tema. Yo hago lo que
me da la gana. Estáis aquí ¿no? Además… no he ocultado nada. Simplemente no he
sacado el tema –entonces fue Alexia la que avanzó apoyándose sobre la mesa y
poniendo su cabeza a la altura de los animales.
—
Dejando a un lado las tonterías… –comenzó a
decir la chica, cortante, antes de dirigirse a los intelectuales –. Me gustaría
que nos explicarais todo lo relacionado a la dichosa carrera
—
Por favor –añadió Sho. Stuart y Alfred se
miraron algo intimidados. La rata fue la primera en hablar, no sin antes
aclararse la garganta con nerviosismo.
—
B…bien. Como ha expuesto la jovencita de pajizo
cabello, mañana se celebra la carrera del Corpore Sano. Todos los años se lleva a
cabo por estas fechas con el propósito de alimentar no sólo la mente, sino
también el cuerpo –al ver la cara de incomprensión de los oyentes a excepción
de Stella, Stuart se apresuró a aclararlo.
—
La gran biblioteca de Lum junto con todas sus
instalaciones ha sido y es una congregación de grandes intelectuales y sabios
del mundo. El saber es algo muy valorado por estos lares, pero…
—
… fuera de anteponer de forma magna la
inteligencia sobre el físico, una vez al año se organiza esta carrera –continuó
de nuevo la rata–. Bien estudiada tenemos la antigua cita mens sana in corpore sano, en pos de cultivar cuerpo y mente, así
que en su honor coronamos a dicha carrera con el nombre de Corpore Sano –Alfred pareció satisfecho tras la introducción al ver
que los humanos comenzaban a entender. Así que continuó con mayor seguridad–. Y
respondiendo a las preguntas anteriores, la carrera no es convencional. Como
podéis imaginaros aquí se hospedan genios en múltiples disciplinas, incluidos
mecánicos e ingenieros. No es de extrañar que por consiguiente Lum posea
maquinaria o inventos poco usuales en el resto del mundo, así que esta
competición es a la vez la perfecta excusa para exponer cuán grande es nuestra
materia gris
—
¿Significa eso que utilizáis mecanismos
originales autóctonos? –quiso saber Sho. El animal asintió.
—
Exacto. Los participantes deberán completar el
circuito pilotando uno de nuestros vehículos especiales –entonces Tyler miró a
Stella como si algo hubiera hecho clic
en su cabeza.
—
¡Ahora lo recuerdo! Ayer antes de dirigirnos a
las habitaciones te vimos subida en una especie de máquina, Stella. No solo
estabas al corriente de la carrera, sino que ya has probado uno de los
vehículos sin siquiera mencionarlo
—
Te repito que hago lo que me da la gana. Ya te
dije lo que pienso acerca de tu papel de líder, así que no creas que voy a
atender tus regañinas. Pensaba presentarme y ganar la carrera, ya está. Fue
fácil pilotar ese cacharro con ruedas
—
¿No pensaste que cuantos más participáramos, más
posibilidades tendríamos de ganar el premio? –añadió Arthur.
—
No hace falta. Pienso ganar
—
Cuánta seguridad y autosuficiencia emana hoy la
señorita Stella –ya resultaban normales los elogios de Sho–. Pero creo que el
saltimbanqui tiene razón. En este tipo de situación hay que saber jugar cartas
seguras
—
Yo también pienso participar –sentenció Alexia.
Desde luego que no iba a quedarse de brazos cruzados viendo cómo los demás
competían–. ¿Cuáles son los requisitos para participar? –esta vez fue Stuart
el que se apresuró a responder.
—
Como anunciaron con anterioridad, todo aquel que
se encuentre en los brazos de Lum puede formar parte del Corpore Sano. Y como amantes del saber no albergamos fines
lucrativos, la participación es gratuita. De hecho todo aquel que no posea
vehículo propio podrá solicitarlo a la comunidad de ingenieros. Os repito que
el fin es totalmente simbólico
—
Genial entonces
—
Tomad nota. Stella Arell…
—
¡Un momento! –cortó Sho inesperadamente. Todos
le miraron mientras levantaba el índice en dirección a la pareja animal–. Me
es habitual lidiar y tratar con gente de modales e instituciones diversas.
Independientemente de las metas de cada cual, no puedo pasar por alto la
inusitada e, permítanme el atrevimiento, irrisoria organización de este evento
–Alfred pareció apuñalado en el pecho por una espada invisible.
—
¡Habrase visto! ¿Cómo se atreve a cuestionarnos
de semejante manera? –el resto del grupo, aunque no ofendidos, ciertamente
atendían con curiosidad al rubio.
—
No quiero buscarles las cosquillas y mucho menos
ofenderles, pero respecto a la información que nos han facilitado ¿no cree
usted que resulta sospechoso que una gran, única y algo jactanciosa familia de
Lum lleve a cabo un gran evento deportivo con el único propósito de cultivar el
cuerpo? Y no solo eso, sino que incluso cualquier extranjero inexperto puede
aprovecharse de los lujos del lugar. Son unos requisitos demasiado vagos e
irresponsables teniendo en cuenta el esfuerzo de los intelectuales hallados
aquí. Y no es lo único sospechoso. ¿Pretenden hacerme creer que tras todas las
facilidades, al ganador se le obsequia con un libro de supuesta importancia
histórica? La pérdida resulta mayor que cualquier valor simbólico que queráis
extraer del evento. ¿Dónde está el embeleco? –aquellas acertadas palabras
parecieron ir abriendo una a una las bocas de sus compañeros. Con la excitación
ninguno más había tenido en cuenta lo que en efecto eran unas cuestionables
normativas. El dúo animal intercambió nerviosas miradas que Alexia antojó
cómplices, así que se inclinó aún mas intimidante sobre ellos.
—
Ya podéis ir soltando prenda, cerebritos.
Empiezo a creer lo mismo que nuestro ricachón –la joven consiguió su propósito
e hizo que tragaran saliva.
—
¡Stuart della Nidela jamás embauca! S…
simplemente no me ha dejado terminar
—
¿Y bien…? –Tyler se añadió a la presión.
—
¡Por mi pico, les pido calma! Vais a hacer polvo
la tensión de este pobre pato –entonces levantó una de sus plumas señalando el
gran comedor donde se encontraban. Al seguirla con la mirada el grupo fue
consciente de que ya no eran los únicos esperando inscribirse, sino que
una pequeña cola se extendía tras ellos. Pero ignorando esa información el pato
comenzó a explicar–. Ya lo anunciaron minutos atrás. Toda participación es
libre y quien gane podrá disfrutar del señero contenido del libro La dama de Blanco. ¡Por mi pico que no
miento! Todo es en honor a las agallas y destreza del ganador. No todo el mundo
tiene el valor de jugarse la vida en algo así –la reacción de todos fue
inmediata.
—
¡¿Jugarnos la vida?! ¿A qué se refiere? Ustedes
mismos comentaron que no era demasiado complicado pilotar sus máquinas –opinó
Tyler en primer lugar. Sho le acompañó de nuevo.
—
¿Qué resulta tan peligroso?
—
Algo me dice que algo tiene que ver con ese final desafortunado del que hablaron antes
–Arthur hizo por fin asentir al roedor.
—
¡En efecto! Ya les dije que no ocultábamos nada.
Sólo unos pocos osan formar parte de esta carrera porque el que quede en último
lugar será… –volvió a tragar saliva–… devorado vivo
—
¡Genial! Lo que nos faltaba –dijo Alexia con
exasperación. Comenzó a dar pequeños pasos de frustración haciendo sonar sus
altos tacones de aguja –. ¿Y no creen que ese tipo de información se debe decir
antes que nada?
—
Aquí es bien sabido ese detalle. Y por si no se
ha dado cuenta, ahora mismo estamos respondiendo todas sus preguntas. No hemos
hecho nada malo
—
Maldita sea…
—
A mí me da igual. Pienso ganar. Quien tenga
miedo que no se apunte –dijo decidida su compañera rubia, aunque no tan sobrada
como antes.
—
¡¿Quién ha dicho que tenga miedo?!
—
¡Chicas! –exclamó Arthur previendo lo larga que
podía tornarse aquella conversación–. Lo primero es lo primero. ¿Qué hacemos?
Y así todos comenzaron a intercambiar opiniones sobre los
pros y contras de su participación en el concurso, pero la decisión debían
tomarla rápido para poder prepararse antes de la carrera. La más segura en sí
misma era Stella, que mantenía su postura de participar y ganar el libro.
Preguntaron por él, y parecía tratarse de un ejemplar de origen y autor
desconocido que contenía información muy selecta acerca de una mujer con el
pelo blanco como la nieve. El grupo se vio claramente atraído por sus
características, pero les llevó un rato tomar una decisión teniendo en cuenta
que podían morir intentando conseguir el preciado libro. Lo único seguro era
que no podían dejar pasar aquella oportunidad. Al cabo de pocos y animados
minutos Alexia volvió a dirigirse a los pintorescos animales.
—
Apunte. Alexia De Tenebrae, Stella Arellanes y
Arthur Lauper
Se acercaba la hora de dormir y la habitación de cinco camas
se mantenía serena y acogedora. La decoración era muy rústica, de piedra
acariciada por la tenue y ambiente luz que caracterizaba a Lum. Un aroma a
incienso había comenzado a ocupar el espacio que separaba las dos únicas camas
ocupadas.
Tyler y Sho habían evitado hablar más de lo necesario desde
que se separaron del resto, ya que debían prepararse lo mejor posible para la
carrera del día siguiente. La preocupación, excitación y posibles situaciones
adversas no paraban de mezclarse en la cabeza del moreno. También repasaba las
reglas del concurso recordando las explicaciones de Alfred: “El circuito consta de un tramo interior
bajo las arenas rodeando Lum, y otro exterior bajo el sol del desierto. Todos
los participantes deben pasar por los puntos indicados en este mapa, una fácil
tarea desde que, hace tres años, se incluyeron esferas luminosas a lo largo del
circuito para asegurar que ningún corredor se extravíe. Casi todo el recorrido
es natural, por lo que está plagado de curvas y zonas escabrosas. Y por
supuesto en pos de ayudar a los extranjeros, el circuito es diferente cada año.
Como pueden imaginar, se proclamará ganador al primer concursante en pasar la
línea de meta, siendo el último protagonista de un crudo final. Muchas gracias
por su participación. Espero que disfruten de este gran evento y no queden en
último puesto, jóvenes valientes”. Tyler quería hacerse con el libro, pero
no podía evitar preocuparse por sus compañeros. Aun queriendo participar habían
llegado a la conclusión de que lo más sensato era no participar todos, y
aquellos tres eran unas buenas bazas, tenía que confiar en ellos. Pese a que a
veces le sacaran de sus casillas consideraba que lo mejor siendo fugitivos era
fortalecerse como grupo pesara a quien le pesara. Un grupo… en el que se
tuviera el mismo fin y se contara con el resto. ¿Por qué Stella se había
convertido de repente en una individualista? Nunca antes había tenido que
preocuparse por ella. ¿Sería por la conversación que tuvieron en el faro acerca
de su autoproclamación como líder? Pero él no se consideraba líder, solo velaba
por…
—
Deja de darle vueltas al coco. Opino que el
saltimbanqui y las bellas féminas están lo suficientemente locos como para
hacer un buen papel en la carrera –comentó Sho rompiendo el hilo mental de su
acompañante. El moreno se incorporó e intercambió una mirada ausente con él.
—
Sí… lo sé. Pero no puedo evitar ponerme nervioso
ante la incertidumbre de lo que pueda pasar
—
Muy comprensible en nuestra situación, pero
mañana veremos cómo se desarrollan los acontecimientos. Yo creo que si no gana
la testarudez de las chicas lo hará la agilidad del acróbata
—
Y en el
caso de que no ganara ninguno dudo que fuera quedando en último lugar. Hemos
hecho bien en no presentarnos todos o aumentarían demasiado las probabilidades
de que uno tuviera algún accidente
—
Yo seguro que habría hecho gala de una gran
habilidad
—
No te pases
—
Envidias mi porte
—
Más quisieras… –entonces la puerta se abrió de
un golpe y dejó ver las caras de cansancio de Arthur, Stella y Alexia –.
¡Chicos! ¿Cómo ha ido?
—
Ha sido interesante –contestó el primero.
Mientras hablaba se dejó caer sobre su cama con las extremidades bien
estiradas–. Y bastante divertido. A Stella se le ha dado muy bien –Alexia
pareció algo molesta por no haber sido incluida en esa frase, pero Sho miró a
la mencionada con orgullo.
—
No había duda de que sería así –aduló, pero ella
hizo caso omiso de sus palabras.
—
Ya os he dicho que voy a ganar
—
Eso ya lo veremos –objetó Alexia.
—
¿Y cómo son esas máquinas? ¿Habéis tenido algún
problema al pedírselas a la comunidad de ingenieros?
—
No muchas. Eran todos unos frikis y no paraban
de cotorrear, pero nos han ayudado bastante
—
Hemos estado practicando durante horas. ¡Estoy
muerto! –añadió el acróbata–. Parece mentira que unos cacharros tan pesados
puedan moverse a gran velocidad
—
¿Os veis con posibilidades de ganar? –Tyler no
podía disimular del todo su preocupación, pero estaba bastante contento al ver
la tranquilidad de sus compañeros.
—
¿Estás sordo? –desde luego Stella no estaba muy
habladora desde que llegaron a Lum.
—
Les haré morder el polvo –Alexia tampoco se
quedaba atrás.
—
Ya veremos mañana. ¡Lo que necesito es dormir! –opinó
el que quedaba metiéndose entre las sábanas.
—
¿No vas a asearte un poco? –preguntó Sho con
algo de recelo y desaprobación. Pero el silencio respondió sola a su pregunta–.
Tú verás. Yo voy a ir a las duchas antes de acostarme. Si me permiten… no
quiero importunarlas con preguntas en este momento. Estarán cansadas, damiselas
—
Qué considerado… –dijo la morena, sarcástica.
Entonces cogió uno de los albornoces y se aproximó a la puerta–. Pero supongo
que haré lo mismo
—
Qué pereza… –Stella la imitó. Y a los pocos
segundos la habitación volvió a quedarse con la única presencia de dos
personas: un Arthur sorprendentemente dormido y Tyler. El segundo miró el techo
de la estancia y suspiró.
—
Que todo salga bien…
La noche fue un suspiro para todos. El día se presentó con
una gran agitación por parte de todos. Desde temprano los concursantes tuvieron
que ultimar detalles antes de la carrera, por lo que Sho y Tyler volvieron a
quedarse solos entre una masa de gente que se conglomeraba en uno de los
múltiples altavoces desde los que se retransmitía la carrera en directo.
Por su parte, y casi sin darse cuenta, Arthur, Stella y
Alexia se encontraban ya junto a sus vehículos en la línea de salida. Se
notaban algo nerviosos, pero aun así les quedaba un margen de tiempo antes de
que comenzara oficialmente la carrera. Un lagarto regordete y con potente voz
estaba dando paso a la inauguración del evento. Y así comenzó a nombrar a los
participantes.
—
Los valientes e intrépidos que pondrán en juego
sus vidas para conseguir la fantástica pieza La dama de Blanco y arrancarnos unos cuantos gritos serán… –hizo
una pausa de efecto en los que se pudo oír el clamor de la gente–… ¡Tertium
Variozza! Un joven cambiante al que hemos visto dando guerra durante los tres
últimos años; ¡Agatha Blerphan! Cuyo hermoso cuerpo alado nos cautivó luciendo
la medalla de plata el año pasado… –y así continuó nombrando un total de seis
cambiantes antes de que Arthur notara cómo se le hacía un nudo en el estómago
que pareció extenderse hasta Sho y Tyler, muy lejos de allí–. ¡Arthur Lauper!
Que junto a las bellísimas Stella Arellanes y Alexia De Tenebrae conforman un
trío de humanos que no ha dudado un segundo a la hora de luchar por nuestro
fantástico premio. ¡Qué maravilla, señoras y señores! Con tan sólo un día de
entrenamiento estoy seguro de que nos darán muchas cosas de que hablar. Como
también lo harán… –los gritos aumentaron–… ¡nuestros cuatro invitados de honor!
–aquellas palabras hicieron que el trío advirtiera la presencia de cuatro
encapuchados a sus espaldas. A ninguno se le veía la cara y resultaba
intrigante que no hubieran dicho sus nombres al igual que los demás, pero no
podían distraerse con absurdas preguntas. Debían ganar, o al menos… no quedar
últimos.
Durante los siguientes cortos pero interminables minutos el
locutor fue dando indicaciones a los corredores para que se montaran en sus
motos. Todas se encontraban en paralelo a la línea de salida y otorgaban una
imagen intimidante. Trece máquinas a ruedas de diferentes tamaños comenzaron a
rugir al son de sus jinetes. Los tres humanos lucían sorprendentemente cómodos
y resueltos en sus casi recién adjudicadas motos, pero ni siquiera Stella podía
eludir la presión del momento. El locutor levantó las manos, y desde su
posición, Tyler y Sho pudieron escuchar claramente la cuenta atrás a través del
gran altavoz.
—
¡En sus
marcas!... ¡Preeeeeeeeparados! ¡¿Liiiiistos?! –en ese momento a Tyler se le
vino a la cabeza la nítida imagen de Stella subida en una impresionante
máquina, dispuesta a ganar a toda costa. ¿Sería esa su situación real?– ¡¡¡Ya!!! –incluso desde sus posiciones
alejadas pudieron oír cómo en alguna parte de Lum los corredores habían salido
a toda velocidad de la línea de salida. Sho, al igual que Tyler, esperaba con
impaciencia los primeros comentarios sobre la situación en el circuito. No
tardaron en resonar sobre el gentío–. ¡Muy
bien! ¡Fabulosa salida de todos los participantes! –ambos respiraron
aliviados–. Una rápida Ágatha se hace
fácilmente con la primera posición, seguida por uno de nuestros famosos y
misteriosos encapuchados. ¡Se encuentran muy cerca! Pero puede que pronto deban
preocuparse por otro corredor… –las voces que comentaban la carrera
parecían cambiar tras pocas frases, incluso intercalando voces femeninas y
masculinas, por lo que pudieron deducir que había locutores en cada nuevo tramo
del circuito para no perder detalle–… ¡No
lo creo! ¡La señorita Arellanes avanza habilidosa pisándoles los talones a los
ya mencionados! ¡Qué emoción, damas y caballeros! ¡¡Qué emoción!! –la
pareja oyente estuvo a punto de darse un efusivo abrazo de no ser por los
empujones que recibían en todas direcciones, a lo que dieron gracias cuando
recordaron dónde estaban. Intentaron seguir atentos a cualquier mención a
Arthur o Alexia –. No muy atrás de
nuestros tres aventajados tenemos a Tertium, Alexia, Frank y Arthur, ¡seguro
que piensan dar mucha guerra!
—
¡¡Vamos, chicos!! –animó Tyler levantando un
puño como si de alguna manera pudieran oírle. Sho se mantenía animado, pero
intentaba disimular una amplia sonrisa.
—
¡Espero que no me hagan ir allí a enseñarles
cómo ganar en una competición! –su ánimo
fue mucho más sutil, pero Tyler lo captó y volvieron a estar expectantes a
nuevos comentarios. Por lo visto pronto llegarían al primer cuarto de la
carrera. Habían continuos cambios de posiciones, pero en la mayor parte del tiempo
Stella rondaba los primeros puestos, Alexia un poco más atrás junto al tal
Tertium, y Arthur era el más cambiante, ya que se movía de las medias
posiciones a las últimas continuamente. Quizá tenía algunos problemas en
controlar su vehículo, pero confiaban en que no fuera grave. Otro hecho que
daba mucho que hablar era que los tres encapuchados misteriosos que faltaban se
mantenían juntos en último lugar, sin cambio alguno. ¿Sería una táctica? Aunque
desde luego por el momento no tenían que haberse preocupado por que alguno de
sus compañeros estuviera en último lugar, y eso era lo más importante.
—
¡Bueeeno,
bueno, bueno! ¿Qué ven mis ojos? ¿Estoy viendo una cabellera rubia ondular en
primera posición? ¡Sí! ¡¡¡Sí, señoras y señores!!! ¡Nuestra novel y hermosa
Stella se hace paso entre todos los corredores! No sé ustedes, ¡pero a mí esta
chica hace que se me caiga el reloj de bolsillo! –sus compañeros exclamaron
al unísono palabras de ánimo y elogios. Parecía que sí había posibilidades de
ganar. Si sólo siguiera así…–… Tertium se
acerca a Agatha, pero sus bellas alas emplumadas hacen contonear su moto y… ¡toma
distancia de nuevo! ¡Este año las chicas pisan fuerte! Y… ¡Oh! ¡¡Ohh!! ¡Parece
que un participante está a punto de salirse del circuito! Vemos que su moto ha
comenzado a derrapar sin control, ¡¿quién es, quién es?! ¡¡El joven Lauper!! –Tyler
y Sho sintieron la sangre bombear con fuerza sobre todo su cuerpo–. ¡Oh, Dios mío…! ¡Está a punto de caer por el
risco! Va a… va a… ¡¡IIIncreíble maniobra de evasión!! ¡¡Arthur recupera el control
y hace rugir de nuevo su mastodonte hacia sus contrincantes!!...
—
¡Vaya! Ese idiota me ha asustado por un momento
–exclamó Tyler aliviado.
—
He de reconocer que aunque sea un saltimbanqui
del montón no me agradaría tener que lamentar su muerte. ¡Quién haría de bufón!
Ah, bueno… –corrigió lanzando una mirada altiva sobre su compañero–. Sí que
tenemos otro
—
No empieces, pijo
—
Cierto. No tengo ánimo para discusiones. Tengo
que oír cómo proclaman ganadora a la preciosa Stella
—
Eso espero… –pero Tyler recordó un detalle que
aún le mantenía muy preocupado–. O al menos que Arthur se deshaga pronto del
último puesto…
Y era verdad. Después del comentado accidente, los
corredores comenzaron la segunda mitad exterior con Arthur en última posición.
Deseaban escuchar algún cambio al respecto, pero, para bien o para mal, al
llegar al último y desesperante cuarto del circuito, tanto Stella como Arthur
seguían en los extremos de la carrera.
—
¡Vamos, joder! ¡No falta mucho para que la
carrera finalice! –apremió el moreno.
—
No está todo perdido –Tyler se sorprendió al atisbar
en las palabras de Sho un intento de ánimo, pero no podía apartar la atención
del altavoz.
—
¡Llegamos
a los últimos minutos de esta espectacular edición del Corpore Sano! Con la
joven Stella en primera posición y Arthur en la preocupante última. Pero no
está todo perdido, pueden estar seguros –el comentarista siguió comentando
más posiciones diferentes hasta que volvió a las primeras–. ¡Nuestro encapuchado casi puede besar el trasero de la moto de Stella!
¡Va a tener que vigilar muy bien sus espaldas si no quiere perder el control o
su posición! Muy de cerca les siguen Agatha y… ¡¡Alexia!! ¡¡Pero cómo pisan
estos humanos!! La joven consiguió deshacerse del pegajoso Tertium, que
raramente se alejaba de ella. Por… ¿Qué? ¡¡Ah!! Queridos oyentes, ¡cambios
importantes! Stella pieeeeeerde el primer puesto y se coloca en segunda
posición. ¡La habilidad de nuestro invitado de honor misterioso es innegable!
Pero puede que le gustara saber que ¡Uno de sus compañeros se encuentra ahora
último, habiéndose deshecho Arthur del peso de la muerte! ¿Lo sentirá en sus
hombros nuestro enmascarado? No lo sabemos, pero lo que sí cae sobre todos es
el abrasante sol desértico. Puede que las arenas estén dando más de un problema
a los corredores.
¡Pese
a todo Alexia no tiene reparos en adelantar a nuestra rubia estrella!
¿Compañerismo o rivalidad? ¡Un buen espectáculo es lo que es! Se adelanta hasta
pegarse al enmascarado número uno y… ¡¡No!! ¡Lo que ven mis ojos! Celosa de su
compañera morena ¡¡Stella enviste la moto de Alexia y la hace retroceder hasta
la cuarta posición!! ¡Desde luego quiere hacerse con el libro con sus propias
manos! No faltan las sorpre…
—
¡¡Qué le pasa a esa descerebrada!!– Tyler no
daba crédito. Tenía los ojos desorbitados y miraba a Sho buscando una segunda
opinión
—
A veces hay que jugar sucio para ganar, pero
esto es ciertamente contraproducente. Si ella se posiciona en cabeza junto a Alexia
tendríamos casi asegurado el premio. Qué ruda está resultando ser la chica
—
¡¿Ruda?! ¡Es una perfecta idiota! ¡Podría haber
hecho caer a Alexia! – ¿por qué? ¿Por qué Stella se estaba comportando de esa
manera? La creía más madura. No pensaba quedarse callado cuando acabara la
carrera. Y entonces escuchó de nuevo el nombre de Arthur.
—
…Arthur en
la última posición tras un sorprendente sprint del trío enmascarado. Después de
no haber dado mucho de qué hablar, unas llamas azules en los motores de sus
vehículos están haciéndoles avanzar a toda velocidad ¡Incluso pasando a algunos
corredores! ¿Llegarán hasta la primera posición? Puede que haya quien lo dude,
pero yo ya me espero cualquier cosa de esta fantáaaastica edición de la carrera
anual de Córpore Sano. El rezagado Arthur intenta aprovechar las curvas pero se
encuentra a cierta distancia de Kretten, que va penúltimo. Desde aquí le damos
todo el ánimo posible. ¡Pero miren! ¡Miren, miren, miren, miren lo que acaba de
pasar! ¿Es una visión o es cierto? Aunque sea difícil de digerir ¡¡Tenemos al
grupo completo de invitados de honor en primerísima posición!! ¿Qué estará
sintiendo Stella en estos momentos? Seguro que quiere cortar unas cuantas
cabezas. La velocidad de las motos del cuarteto es muy inusual. El mecánico que
haya contribuido en esas maravillas se merece mis felicitaciones ¡¡Ya lo creo
que sí!! Y así llegamos a la recta final. ¡¡¡¡Recta final!!!! –Tyler y Sho
no supieron si era por el volumen extremo de los gritos del locutor, que Arthur
fuera último o que ya vieran casi imposible ganar la carrera, pero ambos estaban
petrificados. No podían más que esperar en silencio y nervios que un milagro
les salvara de la situación–. Sintiendo
no ser específico por la similitud de vestimenta, el cuarteto se mantiene en cabeza
y casi con el oro en el cuello, mientras que Arthur debe rezar por no perder
algo más que la carrera. ¡Atención! Pronto sabremos el nombre del ganad…. ¡¡¡OH!!!
¡¡Que alguien me haga la respiración boca a boca!! ¡Me quedo sin aire! ¡¡¡Sepan
que la salvaje Stella, tras una flagrante y exitosa maniobra en zigzag ha hecho
retroceder a uno del cuarteto de tal manera que ha provocado un accidente en
cadena!!! ¡Accidente en ca-de-na! Tres de los cuatro encapuchados pierden el
control y comienzan a girar violentamente. ¡Stella, Alexia, Agatha y Tertium consiguen
esquivarles y continuar extrayendo el último rugido a sus motos! Las dos
jóvenes humanas se posicionan a escasos metros del único encapuchado que les
arrebata el primer puesto. ¡¡Y no solo eso!! Gracias al incidente triple ¡Arthur
consigue deshacerse del último puesto a escasos segundos del final de la
carrera! ¡¡¡¡Están llegando a la meta!!!! ¡¡¡Qué reñido primer puesto!!! ¡¡Ya
llegan, un poco más y…. –Tyler sintió que el corazón se le apagaba–… Ya tenemos
ganador!!!
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