domingo, 27 de noviembre de 2011

Capítulo 2

Búsqueda


Tanto tiempo entre aquellos muros… tanto tiempo viendo las mismas casas, la misma gente… y con un simple paso todo había quedado atrás.

Alexia no tardó en detenerse, porque aunque su mirada controlaba aquella figura femenina, no podía contener la excitación de encontrarse en terreno exterior. En terreno… de los guidarios.


- ¡Alexia, espera! –Arthur la había alcanzado con aparente facilidad. Al contrario que los demás, no parecía cansado. 
- Esta chica… -Tyler exageró una cara de desagrado al imitar al rubio y luego advirtió que los dos últimos también les alcanzaron-. No sé mucho del exterior. Pero correr sola y desarmada no es muy recomendable teniendo en cuenta que es territorio hostil
- Psé –dejó escapar Stella. Sin disimular la despreocupación ante ese dato. Sho, en cambio, se adelantó algunos pasos.
- Quizá yo debería ir el primero. He recibido numerosas clas…
- ¡Aparta! –Alexia le cortó con un empujón y siguió corriendo con la mirada fija-. ¡Tú no tienes más armas que yo! –y todos la siguieron, curiosamente poco sorprendidos ante el comportamiento de la muchacha. Sho se tragó algunas palabras e imitó al resto, esperando no complicar la relación con la hermana del jefe guidario.


Transcurrieron unos minutos en los que sólo corrían y formulaban preguntas dirigidas Alexia, pero a las que no respondía. Ella sólo estaba atenta a aquella silueta que parecía no acercarse nunca. ¿Quién era? ¿Qué importancia tenía? ¿Por qué se había dirigido a ella?
No conseguía dar respuesta a ninguna pregunta. Sólo le quedaba ir a buscarlas. Pero cuando más cerca creía que la tenía, desapareció en una oscuridad más profunda que la noche.


- ¡¡Maldita sea!! 
- ¡Eso tú, ¿No?! –contestó Stella-. Llevamos siguiéndote un rato y no dices nada. Desde luego no sé por qué he venido –sus palabras se entrecortaban entre jadeos-. ¡Esto es ridículo!
- Yo no te he pedido que me sigas
- No lo hago por ti
- Pues ya te puedes ir
- ¡Y un cuerno!
- Chiiiicas… - Arthur cortó el bucle. Apaciguaba con las manos al mismo tiempo que se ponía más serio-. No creo que ninguna de las dos pueda presumir de hacerlo bien. Yo no voy a decir nada, pero como no dejemos de pincharnos no vamos a estar cómodos. ¿Verdad, Tyler? –dijo dirigiendo una sonrisa al aludido.
- Desde luego. Dejémonos de discusiones y centrémonos en la situación. Alexia, tú corres. Nosotros seguimos. ¿Dices que has visto al causante del ataque? –intentó resumir, devolviéndole la sonrisa a Arthur.
- Ya os he dicho que sí. Pero ha desaparecido al entrar ahí –dijo con los ojos cerrados mientras señalaba con el dedo.

Ninguno se había dado cuenta de la entrada natural a una especie de cueva. La oscuridad que contenía era tan densa que parecía tangible.

- Pues a qué esperamos. Si no te lo has inventando… -Stella no estaba dispuesta a dejarlo todo correr.
- Os estoy diciendo que sí. Pero ya la he perdido
- ¿La? –Sho también seguía reticente.
- Sí. Una mujer albina. ¿Ninguno la habéis visto de verdad? –todos negaron.
- Bueno. El caso es que se ha esfumado. Pero ya que hemos llegado hasta aquí, lo propio sería que mirásemos dentro de la cueva. Digo yo
- ¡Sí! Tenemos que disfrutar de la vida exterior mientras podamos. ¡Quién sabe cuándo se volverá a repetir! –Arthur parecía más emocionado que otra cosa.
- Pero espera. Vamos por partes –Tyler miró a todo el grupo-. Dando por hecho que lo que dice Alexia es cierto, deberíamos preocuparnos por estar armados. Y aunque no lo fuera, no es el único peligro que podríamos encontrarnos. Yo tengo mi lanza, pero vosotros no disponéis de defensas –Stella suspiró y arrancó despreocupada una liana del árbol más próximo.
- ¿Decías? –el moreno sonrió.
- Qué eficaz. ¿Ves como no es tan difícil hacer las cosas bien?
- No me trates como si fuera una niña –respondió ella, pero visiblemente más tranquila.
- Es evidente que no lo es, señorita –se apresuró a elogiar Sho. Entonces cogió del suelo una rama bastante homogénea, consistente y rota en su extremo exterior. Podía recordar a una espada de juguete. La alzó un momento y luego señaló a Tyler con ella-. Y un servidor tampoco
- No lo pongo en duda, señorito –respondió el aludido, exagerando el tono servicial-. ¿Y tú, Arthur? –añadió al ver que miraba impasible la escena.
- ¿Eh? ¡Ah! No te preocupes. ¡No necesito ningún objeto para disponer de arma! –exclamó mientras apretaba los puños con orgullo-. Y creo que a Alexia tampoco. Miradla


Efectivamente, la joven ya estaba siendo absorbida voluntariamente por la oscuridad de la cueva, sin ningún arma improvisada. Así que todos volvieron a seguirla. De todas formas, ¿qué otra cosa iban a hacer?

Una vez que las pupilas hubieron hecho un trato con la oscuridad y pudieron ver a través de ella, Alexia empezó a desesperarse al comprobar que seguía sin ver a la mujer misteriosa, y ninguno tenía mejor suerte. Grandes rocas desfilaban a su alrededor, frías e inmóviles. A veces escuchaban gotas acompasadas con el eco, pero nada que pareciera una persona.


- No se ve rastro alguno de la mujer. Y no me gustaría pensar que esta cueva no tenga salida… -Sho había sido el primero en romper el silencio.
- Esperemos que no. Ya llevamos un rato adentrándonos. Hay que estar atentos a cualquier movimiento –Arthur no desistía. Pero la incertidumbre también ganaba terreno en su voz-. ¿Cómo va por ahí atrás, Stella? –la joven, en la última posición, dejó escapar un suspiro como respuesta.
- ¡¡Sal de una vez!! –gritó Alexia con irritación. Su voz resonó una y otra vez, primero grandiosa, luego se volvió un susurro.
- Como vuelvas a hacer eso creo que me quedaré sordo –opinó Tyler mientras se metía el dedo meñique en el oído. Pero de repente se quedó inmóvil, mirando hacia arriba-. Esperad. Creo que… -todos le imitaron, sin conseguir identificar nada. Pero el moreno cogió su lanza, y sin pensárselo dos veces la lanzó a una zona en penumbra. La lanza se clavó en algo sonoramente viscoso, y un grito inhumano cayó a unos pasos del grupo. Stella giró rápidamente sobre sí misma y golpeó a la criatura con la liana, que volvió a gritar mientras caía un poco más lejos.
- Es asqueroso –dejó escapar cuando todos pudieron ver a una enorme araña retorcerse. La lanza de Tyler había mutilado a la criatura, dejándola sólo con siete patas peludas. Sus gritos pusieron la carne de gallina al grupo. 
- ¡Parece que lleva un rato siguiéndonos! Creía que no era nada hasta ahora. ¡Mierda! ¡Tenemos que matarla antes de que la perdamos de vista! –Tyler corrió hasta la pared cercana intentando escalar hasta su lanza, clavada a una altura inaccesible. Arthur corrió hacia la araña y comenzó a girar en piruetas cuando estaba próximo a ella, propinándole una fuerte patada final. Pero la araña se incorporó y corrió hacia Sho. 
- ¡Te hará falta algo más que eso, bailarín! –dijo este asestando fuertes y rápidas estocadas a la criatura. Sólo utilizaba el brazo derecho, el izquierdo lo mantenía flexionado en su espalda, haciendo gala de un estilo bastante peculiar. Pero lamentablemente ninguna de las embestidas perforaban a su enemigo. Y lo mismo pasaba con Stella y Arthur- ¡Maldito bicho! ¡Tyler, a qué esperas para coger esa maldita lanza!
- Lo sé, ¡lo sé! ¡No logro alcanzarla, está demasiado alta! ¡¡Y dónde demonios está Alexia!!
- ¡Esa estúpida! –Stella conseguía a duras penas desestabilizar a la araña acertando en sus extremidades, pero cada vez era más rápida. Una de las veces la criatura tiró del extremo de la liana e hizo que la rubia cayera al suelo. La araña saltó hacia ella.
- ¡Yeeepa! –dijo Arthur mientras le propinaba una patada giratoria que consiguió frenarla, pero antes de que se incorporara, la araña saltó hacia él y le mordió el brazo-. ¡Ahrg!
- ¡¡Arthur!! –gritó Tyler lanzándole una gran piedra a la araña, haciendo que soltara al rubio-. ¿Estás bien?
- … Sí... Eso creo –en la tela de su manga habían aparecido varias manchas de sangre-. Puedo mover el brazo, parece que no es venenosa –miró al moreno-. ¡¿Y tu lanza?!
- ¡No consigo cogerla! Y Alexia no está. ¡¿Qué demonios pasa?!
- ¡Dejaos de cháchara! –apuró Stella. Pero su voz quedó eclipsada por el grito de Alexia, que venía de la continuación de la cueva. Todos se quedaron inmóviles mirando la oscuridad.
- ¡¡Es Alexia!! ¡Tenemos que ir a por ella! –la araña aprovechó la distracción del grupo para saltar a la espalda de Stella. La joven se protegió, pero no llegó a sentir ningún impacto, sólo escuchó cómo la araña gritaba de una forma más aguda y luego enmudecía. Al abrir los ojos pudo ver a Arthur portando la lanza de Tyler, ensartada en la cabeza de la criatura. Luego la sacó y se la pasó a su dueño.
- ¡Nada está lo suficientemente alto para mí! –dijo el acróbata, jadeando y agarrándose el brazo.
- El rubio tiene agallas –añadió Sho mientras corría hacia la oscuridad. Stella le siguió.
- ¡Vamos a por esa idiota!
- ¡Sí! –contestó Tyler mientras los seguía con Arthur al lado-. Gracias por coger mi lanza. ¡Eres realmente ágil!
- ¡No es nada! Pero preocúpate por Alexia


Un poco más adelante llegaron a una cámara bastante amplia. Una tenue luz proporcionaba algo de visión, parecía que la salida estaba cerca. Pero nadie reparó en ello al ver que sobre sus cabezas se extendía una gran telaraña geométrica. Alexia se encontraba enredada en ella, y una araña cuatro veces más grande que la anterior se aproximaba a ella.


- ¡¡Alexia!! –gritó Tyler agarrando con fuerza su lanza. Arthur había empezado a escalar por la pared y Stella se volvió hacia Sho.
- ¡¡Tú!! ¡Déjame ese palo tuyo!
- ¡¿Eh?! ¡C-claro! –complació a la joven y ésta lo enrolló con su liana-. ¿Qué vas a hacer? Deberíamos imitar a Arthur, ¿No crees?
- No hay tiempo –y con un movimiento seco lanzó el palo como un proyectil giratorio hacia la araña. Tanto Stella como Tyler acertaron, haciendo caer al monstruo. Toda la cueva tembló.
- ¡Vamos todos! –gritó Tyler-. ¡No creo que eso sea suficiente contra ella!
- ¡Y que lo digas! –contestó Sho al ver cómo se incorporaba la criatura-. ¡¡Bailarín, cómo está Alexia!! –el rubio había llegado hasta la muchacha. La desenredó y puso el oído sobre su voluptuoso pecho.
- ¡¡Aun respira!! Alexia vamos… -daba ligeras palmadas en la cara de Alexia buscando alguna señal-. Despierta mujer… -y de repente recibió un tortazo que casi le hizo caer.
- Como… vuelvas a pegarme en la cara te parto el brazo –contestó Alexia mientras recobraba la conciencia.
- ¡¡Alexia!! ¡Menos mal! ¡¡Chicos, Alexia está bien!!
- ¡¡Así se hace!! –respondió Tyler.
- ¡¡Venid los dos!! –añadió Sho, ya que el trío podía defenderse a duras penas de los fieros ataques de la araña.


Cuando ambos se incorporaron, intentaron por todos los medios penetrar algún punto vital de su enemigo, pero su tamaño hacía casi imposible la tarea.


- ¡Es inútil! –dijo Alexia-. A pesar de ser gigante es muy rápida. Antes me sorprendió cuando Tyler tiró la lanza y no pude escapar de ella. ¡Maldita araña! –a pesar de haber estado inconsciente, la joven se movía con asombrosa agilidad. No parecía incomodada por los tacones y sus movimientos eran precisos.
- ¡Se nota que eres hermana de Krauss! –comentó Sho.
- Ahora nos podría echar una mano. ¡No conseguimos tumbarla! –añadió Stella.
- ¡Ni yo consigo clavarle la lanza! ¡Su piel es muy gruesa!
- Tiene que haber otra manera de vencer a este bicho… pero cuál… -Sho se apartó corriendo y empezó a observar la estancia, intentando recordar las enseñanzas de su maestro. “Si a tu enemigo no puedes vencer, y una salida no puedes ver, usar el coco es tu deber” …¡Vaya ayuda! Pensó, pero de repente una idea inundó su mente-. ¡¡Eso es!! ¡Todos! ¡¡Corred todos hacia mí!! ¡¡Stella!! ¡Antes que nada haz que la araña se desestabilice! ¡¡Tyler!! ¡Tú apunta con tu lanza a esta roca! –dijo poniendo la palma en una roca vertical que estaba a su lado. Confusos, decidieron hacer caso a sus indicaciones. Mientras corrían, Stella aprovechó que la araña les perseguía para lanzar la liana a sus patas y hacer que cayera, y Tyler acertó de pleno en la roca indicada, haciendo que se agrietara-. ¡¡Perfecto!! ¡¡Ahora golpead la roca con todas vuestras fuerzas!!
- ¡¿Estás loco?! –gritó Alexia. Todos parecían igual de sorprendidos.
- ¡Tú hazlo!
- ¡Esta me la pagas! –añadió Stella.
- ¡¡Allá vamos!! –dijo por último Tyler. Casi al unísono, los cuatro colisionaron contra la roca, haciendo que quedara agrietada en toda su superficie. Entonces Sho saltó hacia la lanza.
- ¡¡Y ahoooora… -la extrajo de la roca y esta se desmoronó contra el suelo. Toda la estancia tembló y empezó a llenarse de polvo-. …todos fuera!! –ordenó indicándoles que le siguieran. Tras ellos se escuchaba cómo la araña era aplastada por numerosas rocas, muy próximas a ellos. Podían notar cómo eran seguidos por rocas que parecían vivas, devorando todo lo que encontraban. Poco a poco se volvían más visibles las paredes, y el grupo se movía con mayor facilidad.
- ¡¡Allí!! ¡¡¡Es la salida!!! –avisó Arthur mientras la luz acabó por darles la bienvenida.

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